Dicen que la vida es un largo camino, en el cual te encuentras con subidas, bajadas, obstáculos, cruces…
Sin embargo, no ves en la distancia, ni por muy alto que subas, puedes divisar como será ese camino.
Comienzas a andar y cuando encuentras algún cruce, dudas, pero decides que camino será el más correcto, si te equivocas… no podrás retroceder, sólo avanzar hasta que encuentres otro cruce y puedas cambiar tu camino.
Las bajadas, son fáciles, te encuentras feliz, cómoda, el viento de espaldas, refrescándote y ayudándote a ir más ligera.
Las subidas…. cuestan, pero cuando estás arriba y ves el camino recorrido… te alegras y sientes que aunque fue duro… lo conseguiste tu solita.
Los obstáculos… por desgracia demasiados, algunos los saltas, otros puedes sortearlos y dejarlos a un ladito, pero cuando te encuentras con un muro alto y ancho… primero intentas escalarlo, pero a ciertas edades, el culin nos va pesando y tiende a tirar para abajo. Pero no cejamos, si no puedes saltarlo… atravesémosle.

Pero aún así, comienzas a escarbar otra vez, y otra, y las veces que hagan falta. Porque lo que no puedes ni pensar, es sentarte a esperar a que alguien venga a tirarte una cuerda para atravesar el muro o ha ayudarte a hacer ese agujero para poder atravesarlo. Lo único que conseguirás sentándote a esperar es que alguien se cuele en tu mochila para que cargues con él o se agarre a tus tobillos para que no puedas escalarlo.
.jpg)
Tan sólo te queda aceptar las decisiones tomadas y esperar que un poco más delante de ese camino, que es tu vida… venga una cuesta abajo con el viento a tu favor y con el aire fresco que te reviva…