sábado, 20 de marzo de 2010

Kirmen Uribe "Bilbao-New York-Bilbao"





Premio Nacional de la Crítica en 2008 en lengua vasca, en 2009 se alzaba con el Nacional de Narrativa sin haber sido traducido del euskera al castellano, lo que llevó  la polémica.

Capitulo 1

Bilbao

Los peces y los árboles se parecen.
Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal.

Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces, sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rapido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, mas lentamente, pero sin dejar nunca de crecer. Y por eso tienen anillos en las escamas.

El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esa época. Al contrario que en verano. Cuando los peces no pasan hambre, no queda ningún rastro en sus escamas.

El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista, pero ahi está. Como si fuera una herida. Una herida que no ha cerrado bien.
Y como los anillos de los peces, los momentos más dificiles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y enseguida se desvanecen.

Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido.

Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior......

Leer la biografía del escritor vasco Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) amedrenta a cualquiera. Con tan sólo 39 años, Uribe ha ganado el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Novela.No son sólo los premios. A esa edad, Kirmen Uribe ha estudiado Filología Vasca en Vitoria, Literatura Comparada en Trentto, ha dado clases, ha sido guionista, traductor, ha escrito libros infantiles, juveniles, poesía, novela, ha colaborado en teatro, y trabaja llevando y uniendo música, poesía e imagen por todo el mundo.
Porque él escribe en vasco, pero también mantiene que el lenguaje no puede tener fronteras, la creación no es patrimonio de una nación o una Comunidad Autonómica, sino que una vez “parida” es parte del receptor. Tal vez porque es inconcebible que un Premio Nacional no tenga editorial en español, tal vez porque una no le pide la nacionalidad a Millet, cuando admira su Ángelus, está de acuerdo con el escritor.
Siempre ligado al mar, el escritor vasco siente la necesidad de mirar afuera, de saber que hay vida más allá de él mismo, de su realidad, de su entorno y de su mundo más cercano. Exponerse, arriesgar es vivir y su poesía refleja esa fuerza.
La convicción de que hay que ser original, no ir de ello, para crear marca un estilo directo, sin falsos artificios, pero que sabe a nuevo: “a mí no me gustan los poemas que tienen truco.”

¡Que paren el mundo que yo.... me bajo!


Sol poniente
Esta tarde se ha puesto el sol entre las nubes;
Al alba habrá tormenta y al ocaso, y de noche;
Vendrá luego otra aurora de obstruidos vapores.
Después noches y días, pasos del tiempo que huye.
Estos días pasarán y pasarán en tromba
 Sobre el rostro de mares, sobre la faz de montes,
 Sobre los ríos de plata, los bosques donde rueda
 Como un himno confuso de los muertos que amamos.

Y el rostro de las aguas y el perfil de las cumbres
Plegados, más lozanos y los verdeantes bosques
Remozados al cabo, y el riachuelo campestre
al monte robará la onda que al mar entrega.

Pero yo, con la frente más baja cada día,
 Yo pasaré y, friolento, bajo este cielo alegre,
 Me marcharé muy pronto, en mitad de la fiesta
 Sin que nada le falte al mundo luminoso.

VICTOR HUGO