martes, 2 de noviembre de 2010

Las siete calles... Bilbo

El nombre de Bilbao procede de BIL-VAO, que quiere decir zona vadeable, puesto que era la zona con menos calado del cauce del río Nervión.
Fue fundado en el año 1300 por D. Diego López V de Haro, en Valladolid. En 1317 Dª María Díaz de Haro obligó que el camino entre Orduña y Bermeo pasase por Bilbao, desplazando a Bermeo como principal puerto para la exportación de la lana castellana.
En 1571 tras varias inundaciones y de un gran incendio, se derribaron las murallas para permitir la expansión de la ciudad. En 1602 es nombrada capital de Vizcaya, título que ostentaba hasta entonces Bermeo. En 1937 fue capital del efímero estado autónomo de Euskadi.


Siete calles bulliciosas...

Somera, Artecalle, Tendería, Belosticalle, Carnicería Vieja, Barrencalle, Barrencalle Barrena y La Ronda son el racimo de siete calles que vieron nacer Bilbao.
Estuvieron amuralladas y crecieron en torno a la catedral de Santiago, patrono de la villa. Los peregrinos que elegían la ruta de la costa para llegar a Compostela, hacían en la villa una parada. Como una peregrina más, la Virgen de Begoña también buscó asilo en el cobijo de las murallas.

«A finales de 1836 -cuenta Manuel Basas-, el año del asedio de Bilbao por los carlistas, en que peligraba el santuario de la Madre de Dios de Begoña, que quedó medio destruido y en que la propia imagen corría riesgo de perderse bajo las explosiones de la guerra, fue bajada a la iglesia del Señor Santiago, donde estuvo, amparada y sitiada como el resto de bilbaínos, hasta su liberación, el día de Navidad, por Espartero.
Permaneció instalada en la capilla de la familia Barrenechea, donde después se puso un cuadro, como recuerdo de esta inolvidable estancia en Santiago, que duró hasta el día 1 de agosto de 1841, en que volvió a subir, procesionalmente, hasta su templo restaurado».  

Las Siete Calles tienen escritas en su corazón media historia de Bilbao. En el número 10 de la calle Ronda, el 29 de septiembre de 1864 vino al mundo Miguel de Unamuno. En la calle Bidebarrieta nació el almirante Mazarredo; el escritor Luis de Castresana -cuando quiso ser pintor- instaló su estudio en una buhardilla de Artecalle, y tantos poetas, escritores y bohemios buscaron un sitio para soñar entre los viejos tejados de la villa.
Actualmente parte de la vida intelectual vasca tiene su rincón de encuentro en este entrañable Bilbao de toda la vida. También los txikiteros han elegido esta zona como santuario. Cada dos puertas hay un bar y pinchos deliciosos recién cocinados.
Es tanta la tradición de las cuadrillas de txikiteros que todos los años se celebra su fiesta y rinden homenaje de sus dulces alegrías etílicas a la Virgen de Begoña. Del placer con el agua bendita -agua de Bilbao llaman al champán- los bilbaínos hacen un rito sagrado.


En frente de esas siete calles, entre dos de los puentes que la enlazan, el del ayuntamiento y el del arenal... nací yo.
creo que uno de mis primeros recuerdos es de aquellas tardes en las que hacía sol y... me sentaban a jugar en el mirador. Esas siete calles junto con la ria que nos separaba, es uno de esos recuerdos que se te quedan grabados en la retina para siempre...
Recuerdo esos paseos por el arenal, por la ría, con las bicis y con mis primos, comprando santiaguitos (caramelos de malvavisco)... cuantas fotos tengo de esa zona según ibamos creciendo, y después... con la cuadrilla, de txikiteos y de tapas, celebrando la semana grande, San Blas, la Semana Santa...
Cuanto barro quitamos toda la cuadrilla en aquella riada del 83 entre lagrimas y risas por estar todos juntos allí hechando una mano donde podíamos...
Esas imagenes de las siete calles de mi botxito, son para mi una de las partes más bonitas de mi vida...
Os dejo un video de un paseo por esas calles, con una buena mezcla, la feria del libro, mi bilbo, y... un buen blues, quien podría pedir algo mejor? solamente uno.... estar alli!!